Pero la verdad es que, nuestra vida se desarrolla como la
actividad de un naufrago, nadamos un buen tiempo, luego descansamos haciendo la
plancha, después nadamos otro tramo y otra vez la plancha. “La plancha” es el
primero y fundamental ejercicio para relacionarnos con el agua al entrar a una
pileta. El objetivo es acostarnos en el agua permitiendo que ella nos sustente
como un colchón. De esta forma podemos flotar sin ningún esfuerzo; para deslizarnos tendremos que aprender a
nadar. No podemos nadar si no sabemos flotar porque nos vamos a hundir. De la
misma forma nuestra vida se va ha hundir si pretendemos nadar sin antes haber
aprendido a hacer la plancha. Debemos aprender a descansar confiando en Dios.
Principalmente los jóvenes
deben comprender el engaño del “avión” porque están constantemente bombardeados
por el existimo actual y deben cumplir con todas las expectativas que se fijan
para ellos. Cuando en realidad es un tiempo cuando tienen que “hacer la plancha”
tienen que tomar tiempo para pensar y para disfrutar. Pero esta cultura no los
deja porque si se relajan un poco se los acusa duramente. No fuimos creados
para correr detrás de metas propósitos y objetivos, fuimos creados para vivir la
vida… haciendo la plancha. Son
motivados, empujados, estimulados, animados a correr detrás de grandes sueños,
y muchas veces esos sueños les impiden ver y disfrutar una preciosa realidad…
haciendo la plancha. Lo fundamental para el éxito en la vida es aprender a hacer
la plancha confiando en que Dios cuidará de nosotros.
Ricardo Chavez Cuello