martes, 8 de marzo de 2016

LA AMBICION


Resultado de imagen para ambicionSer ambicioso siempre ha sido mal visto o mal interpretado. Esto sucede porque  se lo relaciona como lo opuesto a ser moderado, equilibrado o modesto. Pero las cosas cambian cuando decimos que la ambición es lo contrario de conformismo, desinterés, o desgano. Como ejemplo podemos decir que los gobiernos presentan proyectos ambiciosos, los atletas tienen pretensiones (ambiciones) de superar sus propias marcas. Los equipos de futbol aspiran (ambicionan) a lograr buenos resultados. El ambicioso es el que no se conforma con lo bueno sino que va tras lo perfecto, es el que no se queda con lo suficiente y lucha por lo abundante. En 2reyes 13:14-18 se relata la historia del un rey que pidió ayuda al profeta con relación a las guerras contra sus enemigos. Como respuesta el profeta hizo que arrojara una flecha por la ventana en dirección a las tierras de sus enemigos y le profetizó diciendo que iba a derrotar a sus enemigos. Luego le dijo que tomara algunas flechas y que con ellas golpeara la tierra, y el rey golpeo tres veces. El relato textual dice que: “entonces el profeta se enojo con él y le dijo: si hubieras golpeado el suelo cinco o seis veces, habrías podido derrotar a los sirios hasta acabar con ellos; pero ahora los derrotarás solo tres veces”.

En esta historia vemos representada las oportunidades que Dios nos da, porque el profeta le aseguró que tendría victoria. Pero también encontramos la importancia de nuestra actitud ante estas,  cuando el profeta le pide que golpee con el puñado de flechas contra el piso. Lamentablemente al rey le faltó un poco de pasión con relación a la buena noticia que acababa de recibir donde se le aseguraba un  éxito rotundo, porque solamente dio tres golpes. El rey mostró cierto desgano en cuanto a los golpes. Si hubiera actuado con la pasión futbolera de aquel que mete un gol  seguramente no hubiera dado los cinco o seis que pretendía el profeta; sino que hubiera dado diez o veinte y hasta hubiera realizado algún bailecito para festejar arrojando la flechas al aire. Al rey le faltó garra, le faltó ganas, le falto ambición y eso hizo el que el profeta se enojara, y se enojó porque desaprovechó la oportunidad que Dios le estaba dando. Es muy desagradable y triste ver jóvenes y no jóvenes dejar pasar las posibilidades que se les presentan. No digo que Dios se enoja porque seamos un poco quedados, pero el espera que tratemos de alcanzar todas las bendiciones que tiene preparadas para nuestras vidas. Dios espera que seamos ambiciosos, que siempre vayamos por más, que estemos dispuestos a tomar el puñado de flechas y dar cinco o seis golpes… o más.
Ricardo Chavez Cuello.

domingo, 24 de enero de 2016

QUE NO MARQUEN NUESTRA AGENDA


Resultado de imagen para agenda marcadasQue otro marque nuestra agenda es una expresión que se refiere principalmente a la capacidad de imponer un tema o noticia en los medios de comunicación. Normalmente esta ejercida por aquel de mayor capacidad o alcance. Este puede destacar, por ejemplo, en su edición vespertina los grandes beneficios de tomar café, luego los otros diarios apoyan o discuten esa afirmación. A continuación sucede lo mismo con las radios, la TV y por supuesto las redes sociales que no se pueden quedar atrás. Que nos hayan marcado la agenda es cuando un diario dice algo sobre el consumo de café y todos los medios  salen a discutirlo, las redes sociales se suman, y como conclusión el café es el tema de conversación durante el almuerzo, la cena, en el club, en el gimnasio y más allá. Logran que todo el mundo hable del café.

Esta manipulación de nuestra agenda siempre obedece a intereses mezquinos, políticos económicos u otros. Puede ser usada para limpiar la imagen de una persona o ensuciarla, para promover el uso de algún producto o desmotivarlo. La pregunta es: ¿Por qué seguimos la agenda?  Aquí algunas respuestas:

1-      Porque queremos mostrarnos como personas informadas, que somos superiores conociendo los temas antes que los "desactualizados".
2-      Porque nos gusta discutir. Los temas que nos marcan siempre son para debatir y opinar, sin embargo la realidad es que a la mayoría les encanta discutir y superar al otro en esa contienda.
3-      Porque tenemos tiempo o perdemos tiempo frente a la TV en internet o las redes sociales.
4-      Porque tenemos más y mejores formas de comunicación. El celular puede sonar porque un contacto publicó la noticia de que se separó Matías Alé (soy un tipo informado) dato sin ninguna relevancia para mi día.
5-      Porque somos influenciables; lamentablemente los medios tienen la finalidad de movilizar las masas. Entonces si el presidente dijo: A o B todos lloran, se ríen o arden de bronca, y esto amarga o alegra su día.
6-      Porque no tenemos valor para vivir nuestra propia vida, buena o mala, y entonces vivimos la vida social. Miramos los problemas de afuera para no enfrentar los de adentro. Es una máscara que esconde nuestra incapacidad para atacar los reales problemas de nuestra vida.
7-       Porque no tenemos  nuestra propia usina generadora de temas. Por alguna razón nuestros temas son los de los medios de comunicación: el calor o la inundación y no tenemos algún comentario sobre el balbuceo del nieto o los cabellos enrulados de la nieta. Los proyectos de la nueva casa, el plan de un viaje al lugar deseado o la intención de comprar algún electrodoméstico. Digo esto como para decir que nuestra vida no puede estar tan vacía como para que tengamos que seguir la agenda de los medios de comunicación.
8-      Porque hay un vacío interior. Nuestra agenda no solo debe resaltar la vida familiar y los proyectos y emociones y sentimientos de los nuestros, de los que sí tienen que ver con nuestra vida. Sino que tiene que tener el suplemento de la búsqueda de Dios para los problemas del día. De la vida interior surgen como manantial las palabras y pensamientos positivos, las fuerzas para luchar, la ayuda para el necesitado, el ánimo para el desanimado  y la fe para esperar otro milagro en nuestras vidas.

Ricardo Chavez Cuello.