En esta historia vemos
representada las oportunidades que Dios nos da, porque el profeta le aseguró
que tendría victoria. Pero también encontramos la importancia de nuestra
actitud ante estas, cuando el profeta le
pide que golpee con el puñado de flechas contra el piso. Lamentablemente al rey
le faltó un poco de pasión con relación a la buena noticia que acababa de
recibir donde se le aseguraba un éxito rotundo,
porque solamente dio tres golpes. El rey mostró cierto desgano en cuanto a los
golpes. Si hubiera actuado con la pasión futbolera de aquel que mete un gol seguramente no hubiera dado los cinco o seis
que pretendía el profeta; sino que hubiera dado diez o veinte y hasta hubiera
realizado algún bailecito para festejar arrojando la flechas al aire. Al rey le
faltó garra, le faltó ganas, le falto ambición y eso hizo el que el profeta se
enojara, y se enojó porque desaprovechó la oportunidad que Dios le estaba
dando. Es muy desagradable y triste ver jóvenes y no jóvenes dejar pasar las
posibilidades que se les presentan. No digo que Dios se enoja porque seamos un
poco quedados, pero el espera que tratemos de alcanzar todas las bendiciones
que tiene preparadas para nuestras vidas. Dios espera que seamos ambiciosos, que
siempre vayamos por más, que estemos dispuestos a tomar el puñado de flechas y dar
cinco o seis golpes… o más.
Ricardo Chavez Cuello.
.