El conocimiento actual sobre las dietas
saludables, ha dado por sentado los beneficios del omega3 y su importancia con relación
al colesterol bueno y las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo algunos
estudios actuales podrían bajarlo del podio en que se lo ha puesto. Las investigaciones
que llevaron a que se lo considerara tan
beneficioso fueron las realizadas entre los inutis (esquimales) y los
japoneses. Estos tenían menores problemas
cardiovasculares y menos colesterol malo, que supuestamente estaba relacionado al consumo de pescados azules y animales
marinos ricos en omega 3. Recientemente se ha estudiado el ADN de estas mismas comunidades y se comprobó que tenían mutaciones
en el cromosoma 11 que estaba relacionado al procesamiento de las grasas
saturadas. Esto demostraría que la buena salud de los mismos estaría relacionada
más a una capacidad especial para procesar las grasas, que al consumo de una u
otra. Se supone que estas mutaciones ocurrieron hace 20000 años con el fin de
adaptarse a la nueva alimentación, y que este proceso de modificación de los
cromosomas de ADN es un proceso que se realiza en todas las comunidades humanas
para adecuarse a nuevas alimentaciones.
Todo esto
ha llevado a suponer que los próximos regímenes o dietas deban realizarse en
base a un minucioso estudio del ADN, y no a supuestos relacionados a un grupo o
comunidad. Porque lo que es beneficioso para una persona, puede ser nocivo para otra. Está claro
entonces que no somos clones, que aunque halla algunos parecidos, cada uno de
nosotros somos únicos e irrepetibles. Es decir
que la clave está en nosotros mismos. Hacia esto apunta otro estudio que
afirma que no es cuestión de colesterol bueno o malo, sino del grado de estrés de
la persona que lo hace permeable o no a la acción de los mismos. Es decir que
lo malo no es el colesterol sino nuestro estrés, nuestra vida agitada, nuestros
miedos, nuestras ansias y mucho más. Jesús dijo: no es lo que entra por la boca
lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca del hombre lo que lo contamina…porque
lo que sale de la boca sale del corazón, y del corazón salen los malos
pensamientos, los adulterios, las mentiras y las blasfemias. Estas cosas son
las que contaminan al hombre (Lucas 15:11-20) Estar en paz con Dios y con los hombre
es muy beneficioso para nuestra salud.
Ricardo
Orlando Chavez Cuello.
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