Nunca olvidare cuando
escuche a un conocido actor contar como
llego a serlo. Dijo que iba caminando con su saxo sobre el hombro cuando fue
alcanzado por un hombre que manifestó haberlo visto cruzando la calle con su
instrumento a cuesta cuando comprendió que era la persona ideal para el
personaje de su trabajo en televisión. Desde ese momento su vida cambio por
completo. Pero lo interesante es que
nunca tuvo “el sueño” de ser actor, ni persiguió “la meta” de ser galán de
telenovela, o comprendió que “el propósito de su vida” era ser artista.
No hay nada malo en tener
sueños o fijarse metas o descubrir el propósito de nuestra vida. Pero estos métodos
de motivación llegan a ser muy dañinos cuando nos quitan la calma porque nos llevan
a esforzarnos como si fuéramos responsables de nuestros éxitos. O nos estimulan
al punto de descuidar otros aspectos de
nuestra vida como puede ser la familia o las diversiones porque estamos
convencidos que con sacrificio podemos llegar muy lejos. O nos animan exageradamente
por métodos de autoayuda que nos dicen que todo lo podemos lograr con fatigas y
desvelos. Es decir que llegaremos al costo de "sudor y lágrimas".
Está bien que estudiemos,
nos capacitemos y nos preparemos para desenvolvernos
de la manera más efectiva en la actividad o la profesión que desempeñemos. Sin
embargo debemos tener en cuenta que las oportunidades son un factor muy
importante. Indefectiblemente no podemos preparar las coincidencias similares
al caso del hombre del saxo. Podemos licenciarnos o doctorarnos pero las oportunidades
no las podemos crear, ellas vienen solas. Algunos la llaman suerte, pero la
verdad es que debemos creer en Dios y descansar en el confiados de que en su bondad nos dará una
oportunidad. El autor de Eclesiastés dice: vi que ni es de los ligeros
la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los
prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión
acontecen a todos. (9:11) otra versión dice: sino que el tiempo y la suerte
les llegan a todos. Dios nos dará grandes oportunidades, como en el caso del hombre del saxo.
Ricardo Chavez Cuello.
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