Está
visto que el hombre tiene el deseo de ser superpoderoso, de allí los personajes
tales como súperman y cuantos otros héroes que tienen tremendos poderes. Pero para nosotros, hombres y mujeres, lo más
común es que nos sintamos limitados. Nos damos cuenta que hay situaciones que nos
resultan difíciles de resolver, ya sea en lo económico, afectivo, físico,
familiar o social. Y es posible que en medio de estas debilidades alguien nos
diga que tenemos que fortalecernos porque “todo lo podemos en Cristo que nos
fortalece” (Filipenses 4:13). Entonces es cuando podemos encontrarnos con
aquellos exagerados que se sienten todopoderosos y creen que podrán ganarle la maratón al campeón mundial de la
misma, y lograrán escalar las montañas más altas. Y otras cuestiones simples como soportar los fríos más intensos
sin usar abrigo, porque eso es cuestión de débiles; y muchas más.
Pero lo más
peligroso es el superpoderoso económico, que basándose en que el Apóstol Pablo
en su carta de filipenses dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” él también
todo lo puede en lo económico y financiero. Entonces no le tiembla la mano
cuando firma la compra del cero kilómetro o de la lancha. Tampoco duda cuando
consume comidas costosas o adquiere ropas de mucho valor, más algunas joyas. Sin
tener en cuenta que su respaldo económico tiene un límite y luego de superado
el mismo tendrá grandes problemas junto a su familia.
Lamentablemente
pocas veces se menciona el verso anterior al que dice: "todo lo puedo en Cristo
que me fortalece". En ese verso 12 Pablo dice: “Se vivir humildemente, y se tener
abundancia; en todo y por todo estoy
enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancias como para padecer necesidad”. Luego dice: todo lo puedo en Cristo
que me fortalece. Es decir que él podía enfrentar cualquier situación económica
con toda fortaleza sin caer en angustias o depresiones. Era un
superpoderoso en soportar tiempos difíciles no gastando más de lo que podría pagar. Y quizás hasta ahorrando en medio de la crisis.
Ricardo Chavez Cuello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario